domingo, 29 de julio de 2007

.141.

"grito ahogado en el cadalso"



"el mecanismo de la memoria"






"la rosa de las bocas"




Resquicios interiores, la insistencia de los recuerdos
(texto que abrió la exposición del pintor Néstor Medina)






Recuerdo/Memoria:
Resquicios interiores oscila entre dos interpretaciones personales: la deformidad de las imágenes causadas por el olvido, y la distorsión de las imágenes gracias a la imaginación. La imagen como un conjunto de objetos, personajes y episodios que suceden en la cotidianeidad o en los sueños y se transforman en estas piezas pictóricas como símbolos que nuestra memoria e imaginación podrá identificar: la pared descarapelada, la cortina vieja, el vidrio roto, la madera hinchada, la tinta sobre la tela raída, la lágrima infantil al caer al suelo, el caballito de madera de la infancia, el granero donde lográbamos desfogar nuestra amargura, la cita en la azotea como nuestro primer encuentro amoroso y el desequilibrio invernal sin aviso previo.
La memoria, como se logra descifrar en uno de los cuadros de esta colección, muestra un mecanismo delicado: almacena fragmentos del tiempo. Fragmentos que se convierten en recuerdos y se abultan en las filas doradas de nuestra mente. Recuerdos que se compactan y se agolpan en un sólo recuerdo para conformar Resquicios interiores.

Por ejemplo/configuración de varios recuerdos en uno:




En “Camino a Nostic”
tuve la “Sinopsis de un encuentro”
conocí “La rosa de las bocas”
en un “Paseo dominical”
lo llevo en mí como un “Último presente”
“Un grito ahogado en el cadalso”
Conocimos a “Un burro de dos mundos”
y lo capturamos con la ayuda de un “Tripié bajo un cielo de verano, una postal para Lilia”
El “Desequilibrio invernal” nos tomó por sorpresa
Nos refugiamos en “La luz interior de un granero”
como dos peses desprotegidos en una “Pecera de cristal”
Influidos por una larga “Sinfonía batracia”
formamos el “Resquicio de un camino interrumpido”.


Yo/tú, mi rostro en tu rostro:
Para disfrutar Resquicios interiores el espectador tiene que poner de sí. Nestor Medina nos invita a adentrarnos a esta colección de veinte cuadros como si se tratara de un bosque minado por símbolos escondidos. En cuanto menos lo esperemos saldrán a flote para convertirse en lo que nuestra imaginación pueda descifrar. Nestor no utiliza formas definidas, ni una intención por adentrar a su público en una figura humana. Su propuesta es crear personalidades y espacios vacíos para que cualquiera pueda ocuparlas o ocuparlos. Este sistema creativo está vinculado con las teorías de cuando emisor y receptor se funden para ser uno solo: la imagen siempre va adoptar la forma que el espectador quiera interpretar o el personaje que quiera ser. No existe obra si el espectador no descifra el mensaje del creador. El artista en el lugar del 0tro. Aventurémonos a pensar que Nestor Medina le otorgó un sentido preciso a su obra, pero no único. El espectador siempre va a completar mentalmente la figura que terceros le invitan a ver, y así ser parte del otro.
Ecos ajenos en tu voz:
En Resquicios interiores escuchamos la voz dulce, alegre y codificada de tres artistas: el realismo pictórico y las tonalidades alegres de Chagall. El geometrismo no muy explicito y difuminado de Picasso y la expansión y deformidad de figuras de Lilia Carrillo. Las voces se unen para crear una sola melodía. La melodía mágica y alegre de Resquicios interiores. Hay una justificación velada. Los cuadros de Nestor se perfilan en esta máxima: cualquier creador, por más talento que se jacte de tener, siempre terminara bebiendo, de manera directa o indirecta, de los elixires de sus antecesores. No olvidemos que esta es la historia del arte: la tradición está para ser retomada, jugar con ella, obviarla y configurarla en la actualidad con un estilo propio, individual. De lo contrario, cualquier creador está condenado a repetir los moldes que nunca se atrevió a conocer y a vivir con una voz indefinida.
La apuesta de Nestor apunta a tener una voz propia entre los ecos que la cubren. A pesar de que es su primera exposición individual, el aroma de estos cuadros es agradable: persiste en invitarnos a hacer un viaje a nuestros recuerdos y ha recordarnos a que el humano esta construido por ellos.
Larga vida a nuestros Resquicios interiores.




Joel Flores
19 de julio de 2007
Zacatecas Zac.


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sábado, 28 de julio de 2007

.140.


Les mando mil felicitaciones a todo el grupo de Atemporia por esa merecida beca Edmundo Valadés a revistas independientes 2007-2008. Si alguno de ustedes quiere mandar sus textos, les dejo la dirección aquí: colabora@revistaatemporia.com.
Un abrazo a todos y nos seguimos leyendo.

jueves, 19 de julio de 2007

.139.



Banda, mañana viernes 20 es la exposición Resquicios interiores, de Nestor Medina. La fecha se cambió por razones de fuerza mayor. El sitio del encuentro es en la Casa de la Cultura Municipal, a la 20:00 hrs. La presentación de la expo estará a mi cargo. Si acuden les prometo que hablaremos de los efectos del cristal cuando es inhalado, de cómo se prepara la cocaína con Sedalmerck y las razones de por qué Topo Gigio dejó su programa de televisión por culpa de su adicción a la mariguana. No se crean. La neta el Topo es mi compa. Hablaremos de la obra de Nestor al calor de unas copas y de las voces que lo anteceden y de su propuesta como pintor. Espero y acudan.
Nota.
Al primero que llegue al expo se le regalará un traje de su súper héroe favorito y una vajilla de la marca Coca-cola. No se crean, ustedes acudan a la cita, a ver qué sale después de allí.
Nos vemos mañana.

domingo, 15 de julio de 2007

.138.



Una novela de Honorato de Balzac
Papá Goriot, Porrúa, colección Sepan cuantos, núm. 314, pp. 245.





00: GORIOT EL DESGRACIADO.

Un viejo fabricante de fideos se encuentra agonizando en un cuartillo desordenado y miserable, en la casa de huéspedes de la señora Vauquer. Se encuentra así por culpa de un paro cardiaco y una apoplejía cerebral, sufrido el día anterior. Su nombre es Goriot. Sus gritos, que irrumpen el silencio de la noche, son desgarradores, no cesan. Entre ellos se escuchan varias peticiones que amargan a cualquier oído. La más dolorosa es que desea ver a su único tesoro en el mundo: sus dos hijas.
Un médico desconfiado entra y sale continuamente de la habitación, pero deja de atender al enfermo porque no tiene los recursos suficientes para pagar sus atenciones y los medicamentos que lo tendrán estable. Al lado de su cama, con la pena atrancada en la garganta y el estómago, se encuentran Eugenio y Bianchón, ambos jóvenes inquilinos de la casa Vauquer, únicos interesados en tratar, o tolerar, la enfermedad del viejo. Es de noche, huelga decir, y una tristeza oprime las paredes del sitio. Y oprime también el pecho de cualquiera que entre a él. Los jóvenes intentan aliviar el dolor de Goriot; le aplican infusiones de opio sobre el diafragma. Pero fracasan.
Se resignan. No hay fuerza para enfrentar uno de los defectos de la naturaleza humana. Esperar. No queda de otra que esperar la muerte; la mejor salida para el sufrimiento del enfermo.
Esta es una de las partes con que concluye la novela de Balzac, y que conforman la Comedia humana; noventa y cuatro novelas, que acercan el arte de la literatura a la realidad humana, según pensaba el realista francés.
Sobre el viejo Goriot se puede decir poco. Su personalidad, a la entrada de la novela, está protegida por el velo del silencio. Es un hombre introspectivo, silencioso, desconfiado, hermético, de su pasado se sabe que había acuñado una riqueza considerable después de haber tenido una fábrica de fideos y pastas italianas. Juntó el dinero necesario para vivir sin trabajar durante su vejez. Enviudó y tuvo dos hijas. Éstas, conforme marchan los acontecimientos de la trama, son la razón que lo lleva a la desgracia y a quedar sin un céntimo mientras se ve azotado por la muerte.
Goriot casó a Delfina, su hija de cualidades sumisas, alegres y nobles, con un banquero de la estirpe Nucingen, y a Anastasia, su hija interesada, superficial, maliciosa, chantajista, con el señor de Restaud, uno de los personajes más ricos de París. Las razones son las siguientes: Goriot, como buen progenitor, quería un futuro digno y respetable para sus hijas y nietos, que vivieran en armonía dentro de la alta sociedad. Pero sus intenciones fracasaron cuando ambas hijas se ven envueltas en los conflictos más fuertes de su matrimonio: Delfina se da cuenta de que su marido le es infiel con una cantante de opera. A Anastasia la descubre su marido con otro hombre, no intenta separarse de ella, sino todo lo contrario: hacerla pagar junto a él su traición despojándola de todos los lujos posibles y sometiéndola a que viva sólo para cuidar a su único hijo.
Lo sobresaliente de este conflicto es como los mismos yernos hacen cambiar de actitud y carácter a sus esposas ante papá Goriot; les prohíben que vuelvan a verlo, y si lo hacen, sea sólo para pedirle dinero y que sea lejos de su casa. Trágico, ¿no?
Goriot lo sabe y ante esto no le queda más que opinar: “¿Qué soy yo?, un mal cadáver, cuya alma está donde están mis hijas”. Y se abstiene, por todo el amor que emana de él, a perturbar sus vidas.

01: UNA POSIBLE COMPOSICIÓN y SU ARGUMENTO

Ambientada en los años 1834-1839, Papá Goriot está compuesta por más de cinco personajes entrelazados por conflictos sociales, familiares y económicos, dentro de una París opas, amarga, elitista, donde la mujer es el móvil para atraer las desgracias, el dinero, los lujos. Y su contraparte: la sumisión, el castigo y quizá la muerte. El dinero es lo que impera en este universo y uno de los ejes principales de esta obra.
Balzac sabía que las historias se encuentran en todo lugar. Y que las personas guardan siempre una historia con ellas. En la obra encontramos este punto. Existe un escenario donde inicia la fábrica de las mismas: la casa Vauquer. Sitio aceitoso, melancólico, gris. Sitio donde se cruzan y convergen vidas de distintas personas. La propietaria es una vieja viuda, cuyos intereses principales son el dinero y tener lleno su negocio de inquilinos. No es elitista: entre más gente llegue a su morada, más dinero llegará a sus manos. Por tal razón, da hospedaje a todo tipo de gente, sin importar su sexo. En la casa Vauquer se cruzan la vida de Eugenio Rastignac, Goriot, Vertruín, Silvia, Couture, el Pintor, Poiret, Bianchón y otros más.
Lo interesante y sugestivo de Papá Goriot es la apuesta de Balzac como creador: inventa, a través de la realidad y los problemas humanos que nacen en el París de aquellos años, otra especie de realidad. La que exhibe lo miserable que podemos ser los seres humanos al movernos con base en nuestros intereses, sin importar a quien podamos perjudicar en el acto.
Y descubrimos en la novela la recreación de una ciudad según la perspectiva de un escritor:

En París, el éxito lo es todo, es la llave del poder. Si las mujeres le juzgan gracioso y listo, los hombres le juzgan lo mismo, si usted no desmiente sus juicios, y entonces podrá tenerlo todo y tendrá entrada a todas partes. Entonces sabrá usted que el mundo es una reunión de bribones y engañados.

La novela tiene una función importante en el lector. Causa estragos. Deja un curioso sabor de boca después de leerla. Un sabor amargo, de tristeza, pero nos hace reflexionar. Los conflictos presentados en ella no están alejados de los que vivimos hoy en día, si cambiamos algunas partes por otras, algunas fechas, años y personajes por otros. Eso convierte a Papá Goriot en un clásico de la literatura: la novela nos conecta con nuestra realidad inmediata; demuestra lo vileza de los seres ante su familia y cuál es la razón de todo individuo cuando quiere alcanzar la popularidad cuando intenta sobresalir en una sociedad mezquina y superficial.
Al principio intuí que Papá Goriot era una novela para educar a los padres. Luego descubrí que era una novela para jóvenes. Pero dejemos a un lado la palabra educación. Ningún escritor, por más sentencioso y moral que se nos muestre, intenta educar a su lector. El argumento de esta novela puede ser: que tan miserables son los hijos con sus padres. La fuerza y convicción de los padres para evitar que sus hijos se vean afectados por alguna falta.

02: LA INTELIGENCIA JUVENIL: El MÓVIL DE LA TRAMA

Existe un entrañable personaje en esta novela, que es la fuente que ayuda a descubrir la relación que lleva Goriot con sus hijas y a que ambas vuelvan a tener comunicación con su padre. Me refiero a Eugenio de Rastignac, un estudiante de derecho de clase baja, que cuenta con veinte años de edad y quiere ingresar a las filas de la sociedad alta de París. Rastignac revela la pureza, el ingenio, la vanidad, la persistencia y la bondad dentro de la obra. Todos los personajes que lo rodean se ven encantados por sus atributos. Eugenio Rastignac lleva en sus ideas rasgos modernos: progreso.
Eugenio se enamora de una de las hijas de Goriot en un baile: Anastasia. Y tras verse bateado por ella después de hacerla una visita a su elegante casa el día siguiente (Eugenio no podía ofrecerle absolutamente nada de lujos ni conocimiento), se dirige a pedirle consejo a la tutora de su prima, la Vizcondesa de Beauseant. La misma le aconseja que se dirija con Delfina, la hermana de Anastasia. La mujer se encuentra despechada por la infidelidad de su marido y Eugenio podrá valerse de esto para encontrar en ella el vínculo que lo llevará a conocer el arte del amor y los lujos de la clase fina de París.
Eugenio quiere ganar todo con sus movimientos. Es inteligente, reflexivo, estratégico. Planea muy bien cada acción que emprenderá. Sus ideas son vitales, son las de la juventud en su máxima potencia. Se arriesga por sus deseos, sacrifica todo. Sus deseos son salir de donde se encuentra, conquistar París pisando el fango impuesto por la sociedad elitista, pero sin llenarse de lodo los zapatos. Uno de los senderos que lo llevarán a esto es el de relacionarse con una mujer que integre el círculo social antes nombrado.
Eugenio visita a Delfina en el teatro, le habla de las cualidades que vio en ella; su finura corporal, su sencillez y ojos expresivos. Logra relacionarse de una manera tan sutil, que la hija de Goriot se interesa por la ternura de este muchacho. Antes de que Eugenio emprenda esta empresa, manda una carta a su madre y hermanas pidiéndoles un préstamo para tener armas que lo ayuden a entrar a esta contienda protegido:

Mi querida madre: Mira si tienes otro pecho para amamantar de nuevo a tu hijo. Estoy en situación de hacer fortuna y necesito de toda costa mil trescientos francos. No digas nada a mi padre de esta petición, porque tal vez se opondría a ella, y si no tuviese esa suma, sería presa de una desesperación que me llevaría a levantarme la tapa de los sesos.

La inteligencia y vivacidad de Eugenio es contagiosa. La bondad que le muestra a Goriot después de descubrir que es padre de dos mujeres dotadas de belleza y pretensiones superficiales, y tras comprometerse que él hará que se unan y el hombre las recupere de nueva cuenta, es un carácter humano que no se espera hallar en esta novela. Así como las tristes horas que pasa Eugenio junto a Goriot antes de su muerte y todo lo que tiene que hacer para que el viejo tenga un sepelio digno y las hijas se enteren de ello. Pero lo que más me interesa destacar es su ideal de enfrentarse a París como si fuera un rival próximo a vencer, una ciudad que conquistar.

04: VAUTRÍN: ¿El MALEANTE o EL INADAPTADO SOCIAL?

Dentro del flujo historias y personajes que habitan en la casa Vauquer, nombraremos a Vautrín, un aparente rufián y ex presidiario. Vautrín se nos presenta en las primeras páginas como un sujeto extraño, que encubre algo: un hombre de unos cuarenta años de edad que usa peluca de color negro y se tiñe las patillas del mismo color. Se presume antiguo negociante, pero poco se sabe de su pasado. Es el que le hace las bromas más pesadas a Goriot y el que se encarga de aconsejar, sin reacción alguna, a Eugenio. Pero detengámonos a hacer comparaciones, ahora que ya dimensionamos a varios personajes atrás.
Si la mentalidad de Goriot se reduce a vivir y trabajar sólo para defender y satisfacer a sus hijas, dentro de un sistema social, y el ideal de Eugenio es sobresalir en París haciendo vínculos con la gente más importante de ese sistema en el barrio de Saint Germain, para llegar a donde quiere, Vautrín es un caso más extraordinario:

Yo voy a iluminarle a usted acerca de cuál es su verdadera posición; pero voy a hacerlo con la superioridad de un hombre que, después de haber examinado las cosas de este bajo mundo, ha visto que no hay más que dos partidos que tomar: o una estúpida obediencia o la rebelión. Yo no obedezco a nadie.

Vautrín vendría siendo el desencajado de la novela, el que le da la espalda a esa sociedad automatizada por el buen gusto, lo pomposo, los bailes de gala y el dinero. Vautrín es aquel al que el narrador le adornó la máxima que va en contra de todo lo establecido: “Si matas a un hombre, eres asesino. Si matas a miles eres rey o un Napoleón”. Aunque Vautrín muestre características transgresoras y amenazantes, también tiene su lado amable en la historia: gusta de acomodar las anomalías en la sociedad, adoptando el carisma del justo. Al arreglar el desgraciado caso de Victorina Taillefer, una de las inquilinas de la casa Vauquer, cuyo padre, un envidioso millonario, le negaba la paternidad con tal de sólo darle la herencia a su hijo varón, que más tarde, por tretas planeadas por Vautrín se ve envuelto en problemas y pierde la vida en un duelo con otro varón de alto rango, y así Victorina Taifiller pasa a ser una de las mujeres más ricas de París.
Uno de los rasgos más interesantes de este aparente rufián es la puesta de cartas que nos pone en escena cuando es apresado por la guardia policiaca, al descubrir que es un ex convicto, juicio que perturbó la visión de Eugenio después de escucharlo y nos ayuda a descubrir los pilares que edifican la cosmovisión de los tres personajes centrales de esta novela: “Había visto las tres grandes expresiones de la sociedad: la obediencia, la lucha y la rebelión; la familia, el mundo y Vautrín, y no se atrevía a tomar partido. La obediencia era enojosa, la rebelión imposible y la lucha incierta”











.137.









Ahorita la chamba se tornó en lago denso. Para saber cómo se encuentra el mundo sólo abro la ventana y se acabó. La misma rutina de siempre: levantarme, buscar los lentes al lado de la cama y ponérmelos, hacer un par de ejercicios y sentarme frente a la computadora y abrir el archivo que dejé inconcluso la noche anterior y volver a escribir. Así es la vida. Todo se reduce a las palabras, al lenguaje, al monótono sonido del teclado cuando mis dedos lo oprimen. Todo se reduce a escribir. Idear historias. Ésa es la oración de los huérfanos: escribir, evocar a las personas muertas con palabras, evocar a la persona que amas con palabras. ¿Las rodillas? Qué se jodan los meniscos, los tendones, que se quemen las neuronas y que se vaya la luz de esta ciudad y se caiga el mundo en pedazos; la batería de la computadora está llena de energía y seguiré escribiendo como un autómata alienado. Nos vemos pronto, o no sé, quizá mañana. Les dejo un par e cuentos que deposité en la bandeja de Homines como si fueran bombas molotov (creo que habitaré las páginas de ese portal durante unos meses), y les dejo también una leve entrevista que me hizo Karen Villeda, cuyo tema central es el cuento.

Un abrazo a todos y todas.





¿Por qué cuento?

El cuento es un género en potencia y versátil. Durante años ha tomado distintas configuraciones, pero siempre vuelve a sus inicios, a su forma clásica. Algunos han escrito, como Pierre Giraud, que en la literatura todo está dicho. Si nos remontamos a Las Mil y una noches descubrimos que Sherezada explotó todas las técnicas e historias que existen y que se pueden escribir. Es la cuentista por excelencia. Lo único que hacen los narradores en su presente es mostrar esas historias con otras palabras, confeccionarlas con un estilo propio y con distintos rudimentos. Considero, quizá de manera arriesgada, que los géneros literarios no se han desvanecido, sino que se han fusionado. Eso da más oportunidad al creador de experimentar. Por ejemplo: Chéjov propuse ver el cuento como el brillo de la luna reflejado en una cuenca de vidrio. Lo que halla a su alrededor no importa, lo que importa es la captura del instante. En el siglo XIX Poe y Hawthorne emplean lo que muchos llaman artificio: el cuento que captura dos historias dentro de una. Los argentinos, como Fogwill y Piglia, han experimentado con el cuento de múltiples maneras que nos ayudan a ver este género con otros ojos. Por ejemplo: ellos han creado voces narrativas que no sólo construyen dos historias dentro de un cuento, sino que crean más de dos historias y tienen la habilidad de conectarlas entre sí y vislumbrar al lector. Con el cuento se puede experimentar de múltiples maneras, pero lo que siempre importa, y eso lo aclaran clásicos como Calvino, es la concisión y la velocidad con que se maneja. Elegir escribir cuento en lugar de novela como primera obra tiene muchos significados. El fundamental es el reto: poder mostrar en él las distintas voces y los distintos temas que estás proponiendo como narrador. Lograr una unidad estilística es lo más importante.


¿Qué no es cuento?

Un no cuento es lo que su creador quiere que sea un no cuento. Es paradójico. También existe la opinión del lector. Leemos La velocidad de las cosas de Rodrigo Fresán y en su nota preliminar sostiene, según mi mala memoria, que su novela está conformada sólo por capítulos y que cualquier semejanza que una a estos con el cuento es nula. Pero al terminar de leer el libro tienes la sensación de haber leído un compendio de cuentos anillados. Se presume que Álvaro Enrigue mandó Hipotermia a Anagrama con la nota de que estaba enviando una novela, cuando en realidad estamos hablando de un excelente libro de cuentos. No creo en el no cuento. Un creador, antes de escribir algo, escoge el género, los personajes, la temática, la determinación del tiempo que da marcha a una historia, cómo estarán acomodados los acontecimientos y los espacios. No olvidemos la fábula o las fábulas que lo urdirán. Poe dice que un cuento es aquel que pide de quince minutos a una hora de lectura. Pero hay cuentos que exigen más. Tradicionalmente hablando un no cuento es aquel que no rinde con los esquemas conceptuales que determina el canon: arriba de treinta cuartillas es novela corta, al igual que si muestra más de tres personajes centrales y un conflicto.

¿Cuál fue el primer cuento que leíste?
El primer cuento que leí fue “El corazón delator”, de Poe. Y no salí una semana de mi casa por leer y releer el libro completo.


¿Un cuento para llorar?

En realidad un cuento nunca me ha hecho llorar, sólo las novelas. Actualmente leo mucho a la nueva generación de cuentistas norteamericanos. “Habría que darle un nombre”, de Matthew Klam, fue un cuento que alborotó mis fibras sensibles y me hizo reflexionar sobre temas cercanos: el aborto, las relaciones de pareja, los conflictos familiares, la alienación. Creo que lo maravilloso de la literatura, desviándonos un poco del cuento, es el principio estético que la soporta: conectar con su realidad inmediata al lector y lograr trastocarle su visión del mundo. Hermeneutas como Gadamer proponen que la interpretación de un texto literario nace con el chispazo de hacerle ver al lector su fragilidad como humano, la tradición que lo antecede y el prejuicio y gusto que lo sigue a diario, antes de invitarlo a destazar los textos y al análisis cerebral. Los escritores norteamericanos tienen representantes muy sólidos e intencionados en cuanto a trastocar la visión del mundo del lector. Leemos a Capote y su “supuesta” frivolidad se convierte en angustia o en choques de clases sociales. Lemos a Carver, la manera en cómo nos muestra los conflictos domésticos, y terminamos con los vellos erizados.

¿Un cuento malísimo?

No sé si sea por suerte, pero nunca he leído un cuento malo. Tampoco me he decepcionado de mis autores favoritos y eso hace que establezca una gran deuda con ellos. He tenido la oportunidad de leer a varios manuscritos y galeras de narradores de mi generación (en el concepto biológico) y he tenido la suerte de leer cosas que me vislumbran, me asombran y otras que me hacen evadir temas como el erotismo, la masturbación y el sexo. Creo que el querer abrumar al lector con estos temas es un mal que acongoja a muchos escritores en ciernes. Algunos salen bien librados y nos recuerdan a escritores como Bataille y Sade. Otros nos hacen deducir que cada día la sociedad orilla a la juventud a reprimir sus deseos, sus obsesiones y los lleva a convertir a la escritura en una actividad catártica.

Si pudieras ser cuento, ¿qué cuento serías?

Uno se convierte en los cuentos que escribe y los cuentos que otros escriben se convierten en uno. Pero más que otra cosa, uno se convierte en los personajes que lee o escribe. Cuando pienso en un personaje que habitará un cuento mío antes de escribirlo, me gusta conocerlo bien, mirarlo a los ojos, preguntarle sus obsesiones, medir a hasta dónde puede llegar si se le otorga vida. Los personajes siempre terminan por convertirse en mi sombra, a pesar de que haya terminado de escribir sobre ellos o desechado la idea. Me encanta la literatura para niños. Los cuentos fantásticos y los maravillosos. No descarto nunca en que podré convertirme en el intrépido Juanito robando las habichuelas.

Si pudieras ser cuento, ¿qué cuento no serías?

Me gustan las historias de Edgar Allan Poe y las de Amparo Dávila, pero nunca me gustaría estar en los zapatos de Roderick, de “La caída de la casa Usher”, ni ser la niña que se despeña en “Tiempo destrozado”.
Si tu vida fuera un cuento tuyo, ¿serías lo suficientemente valiente de para escribir tu final?
Si hablamos en cuanto las temáticas que manejo, no. Pero si no me puedo salvar de un final trágico por culpa de las temáticas que propone mi escritura, escribiría un final donde me dejaran desear un final feliz.

¿Qué cuento te gustaría leer antes de morir?

Aún no puedo decidir eso. Espero no morir mañana, ni pasado mañana, ni dentro de un año. Y seguir con la idea de que tengo una inmensidad de libros que leer en el futuro. Lo que escogería en estos momentos es Bartlebly el escribiente, de Melville. A pesar de que es una novela, me gustaría no estar prejuiciado por los géneros y disfrutarla como si fuera un cuento.

jueves, 5 de julio de 2007

.136.






Hace unos días me llegó una carta del pintor Nestor Medina para asistir a su exposición Resquicios interiores, en la Casa de la cultura de Zacatecas, el día 19 de julio, a las 20:00 hrs. La muestra pictórica oscila entre dos interpretaciones personales: la deformidad de las imágenes causada por el olvido, y la distorsión de las imágenes gracias a la imaginación. La imagen puede perdurar en la memoria si la recordamos: la pared descarapelada, la cortina vieja, el vidrio roto, la madera hinchada, la tinta sobre la tela raída, la lágrima infantil al caer al suelo. La memoria hace un almacén de fragmentos para formar un solo recuerdo. La segunda interpretación que podemos darle a Resquicios interiores está vinculada con las teoría de cuando emisor y recpetor se funden para ser un solo creador: la imagen siempre va adoptar la forma que el espectador quiera interpretar, a pesar que quien la esbozó le dio un sentido preciso, más no único. En esta complicidad, el espectador siempre va a completar mentalmente la figura que terceros le invitan a ver.
Resquicios interiores nos recuerda que toda sublimación artística está en los hilos que la memoria va hilando con los años. La colección de esta obra está integrada por 20 óleos, cada cuadro nos da la oportunidad de que pongamos un poco de la imaginación para hacerlos parte de nuestra memoria.
Espero y acudan a la cita
Allí nos vemos para seguir platicando de esto.

.135.



Después de un par de semanas de vacaciones es hora de volver a calentar la mano posteando en este blog. Durante mi ausencia hubieron noticias buenas y malas, dolorosas y alegres: se murió el Nicharachero (Antonio Aguilar) y en Zacatecas no dejó de llover hasta que el cuerpo del buen charro fue sepultado. Le guardé luto hundido tres días en el alcohol y me compré una texana perrona. Tres escritores mexicanos fueron finalistas del Rómulo Gallegos y Poni ganó el premio con El tren pasa primero. Dos osos de un circo se escaparon de una camioneta que publicitaba el espectáculo a tres calles de mi casa y se presume que aún siguen sueltos. Volví a montar a caballo gracias al Magnate del Bajío. Conocí a John Cheever en Bullet Park, me dijo que debo irme a New York para ser escritor. Descubrí que Javier Marías es un maestro de la concisión y los cuentos cortos, leamos Cuando fui mortal. Se abrió el concurso del último capítulo de la novela Pieza única, de Pavic, en Sexto piso y me reencontré con The burned children of America en un estante olvidado. Matthew Klam es la mamada, "Habría que darle un nombre" es uno de los mejores cuentos de esta generación de tatemados. Cecilia Rojas abrió su blog. El Jors y yo tuvimos que viajar a Sad songs de improviso porque el jefe de uno de nuestros carnales falleció. Descubrí que el Borges era un niñote mofletudo que le gustaba vestir traje de baño cuando salía de paseo con Silvina Ocampo y Bioy Casares, gracias al regalo de mi cumpleaños por adelantado que me proporcionó el Roker: Borges. He escrito cinco cuentos como loko y no les he encontrado final y creo que así los voy a dejar. Escribí otros dos y me parecieron desquiciados y hasta me dio algo de temor estar escribiendo de esa manera y los agarré del cuello y los ahorque y aventé por la ventana. Cuando se estamparon contra el suelo se seguían moviendo. Descubrí que el libro de Tinta roja de Fuguet es una novela de formación muy buena y que no la había extraviado, sólo estaba debajo de mi cama. Tengo un amigo que sale en la tele y por canal de paga y descubrí, también, que el Alfonso se animó a abrir su blog y que Bartleby de Malville es un homenaje al silencio.
Un saludo a todos y si me falta algo por nombrar dejen un coment.


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