Una novela de Honorato de Balzac
Papá Goriot, Porrúa, colección Sepan cuantos, núm. 314, pp. 245.
00: GORIOT EL DESGRACIADO.
Un viejo fabricante de fideos se encuentra agonizando en un cuartillo desordenado y miserable, en la casa de huéspedes de la señora Vauquer. Se encuentra así por culpa de un paro cardiaco y una apoplejía cerebral, sufrido el día anterior. Su nombre es Goriot. Sus gritos, que irrumpen el silencio de la noche, son desgarradores, no cesan. Entre ellos se escuchan varias peticiones que amargan a cualquier oído. La más dolorosa es que desea ver a su único tesoro en el mundo: sus dos hijas.
Un médico desconfiado entra y sale continuamente de la habitación, pero deja de atender al enfermo porque no tiene los recursos suficientes para pagar sus atenciones y los medicamentos que lo tendrán estable. Al lado de su cama, con la pena atrancada en la garganta y el estómago, se encuentran Eugenio y Bianchón, ambos jóvenes inquilinos de la casa Vauquer, únicos interesados en tratar, o tolerar, la enfermedad del viejo. Es de noche, huelga decir, y una tristeza oprime las paredes del sitio. Y oprime también el pecho de cualquiera que entre a él. Los jóvenes intentan aliviar el dolor de Goriot; le aplican infusiones de opio sobre el diafragma. Pero fracasan.
Se resignan. No hay fuerza para enfrentar uno de los defectos de la naturaleza humana. Esperar. No queda de otra que esperar la muerte; la mejor salida para el sufrimiento del enfermo.
Esta es una de las partes con que concluye la novela de Balzac, y que conforman la Comedia humana; noventa y cuatro novelas, que acercan el arte de la literatura a la realidad humana, según pensaba el realista francés.
Sobre el viejo Goriot se puede decir poco. Su personalidad, a la entrada de la novela, está protegida por el velo del silencio. Es un hombre introspectivo, silencioso, desconfiado, hermético, de su pasado se sabe que había acuñado una riqueza considerable después de haber tenido una fábrica de fideos y pastas italianas. Juntó el dinero necesario para vivir sin trabajar durante su vejez. Enviudó y tuvo dos hijas. Éstas, conforme marchan los acontecimientos de la trama, son la razón que lo lleva a la desgracia y a quedar sin un céntimo mientras se ve azotado por la muerte.
Goriot casó a Delfina, su hija de cualidades sumisas, alegres y nobles, con un banquero de la estirpe Nucingen, y a Anastasia, su hija interesada, superficial, maliciosa, chantajista, con el señor de Restaud, uno de los personajes más ricos de París. Las razones son las siguientes: Goriot, como buen progenitor, quería un futuro digno y respetable para sus hijas y nietos, que vivieran en armonía dentro de la alta sociedad. Pero sus intenciones fracasaron cuando ambas hijas se ven envueltas en los conflictos más fuertes de su matrimonio: Delfina se da cuenta de que su marido le es infiel con una cantante de opera. A Anastasia la descubre su marido con otro hombre, no intenta separarse de ella, sino todo lo contrario: hacerla pagar junto a él su traición despojándola de todos los lujos posibles y sometiéndola a que viva sólo para cuidar a su único hijo.
Lo sobresaliente de este conflicto es como los mismos yernos hacen cambiar de actitud y carácter a sus esposas ante papá Goriot; les prohíben que vuelvan a verlo, y si lo hacen, sea sólo para pedirle dinero y que sea lejos de su casa. Trágico, ¿no?
Goriot lo sabe y ante esto no le queda más que opinar: “¿Qué soy yo?, un mal cadáver, cuya alma está donde están mis hijas”. Y se abstiene, por todo el amor que emana de él, a perturbar sus vidas.
01: UNA POSIBLE COMPOSICIÓN y SU ARGUMENTO
Ambientada en los años 1834-1839, Papá Goriot está compuesta por más de cinco personajes entrelazados por conflictos sociales, familiares y económicos, dentro de una París opas, amarga, elitista, donde la mujer es el móvil para atraer las desgracias, el dinero, los lujos. Y su contraparte: la sumisión, el castigo y quizá la muerte. El dinero es lo que impera en este universo y uno de los ejes principales de esta obra.
Balzac sabía que las historias se encuentran en todo lugar. Y que las personas guardan siempre una historia con ellas. En la obra encontramos este punto. Existe un escenario donde inicia la fábrica de las mismas: la casa Vauquer. Sitio aceitoso, melancólico, gris. Sitio donde se cruzan y convergen vidas de distintas personas. La propietaria es una vieja viuda, cuyos intereses principales son el dinero y tener lleno su negocio de inquilinos. No es elitista: entre más gente llegue a su morada, más dinero llegará a sus manos. Por tal razón, da hospedaje a todo tipo de gente, sin importar su sexo. En la casa Vauquer se cruzan la vida de Eugenio Rastignac, Goriot, Vertruín, Silvia, Couture, el Pintor, Poiret, Bianchón y otros más.
Lo interesante y sugestivo de Papá Goriot es la apuesta de Balzac como creador: inventa, a través de la realidad y los problemas humanos que nacen en el París de aquellos años, otra especie de realidad. La que exhibe lo miserable que podemos ser los seres humanos al movernos con base en nuestros intereses, sin importar a quien podamos perjudicar en el acto.
Y descubrimos en la novela la recreación de una ciudad según la perspectiva de un escritor:
En París, el éxito lo es todo, es la llave del poder. Si las mujeres le juzgan gracioso y listo, los hombres le juzgan lo mismo, si usted no desmiente sus juicios, y entonces podrá tenerlo todo y tendrá entrada a todas partes. Entonces sabrá usted que el mundo es una reunión de bribones y engañados.
La novela tiene una función importante en el lector. Causa estragos. Deja un curioso sabor de boca después de leerla. Un sabor amargo, de tristeza, pero nos hace reflexionar. Los conflictos presentados en ella no están alejados de los que vivimos hoy en día, si cambiamos algunas partes por otras, algunas fechas, años y personajes por otros. Eso convierte a Papá Goriot en un clásico de la literatura: la novela nos conecta con nuestra realidad inmediata; demuestra lo vileza de los seres ante su familia y cuál es la razón de todo individuo cuando quiere alcanzar la popularidad cuando intenta sobresalir en una sociedad mezquina y superficial.
Al principio intuí que Papá Goriot era una novela para educar a los padres. Luego descubrí que era una novela para jóvenes. Pero dejemos a un lado la palabra educación. Ningún escritor, por más sentencioso y moral que se nos muestre, intenta educar a su lector. El argumento de esta novela puede ser: que tan miserables son los hijos con sus padres. La fuerza y convicción de los padres para evitar que sus hijos se vean afectados por alguna falta.
02: LA INTELIGENCIA JUVENIL: El MÓVIL DE LA TRAMA
Existe un entrañable personaje en esta novela, que es la fuente que ayuda a descubrir la relación que lleva Goriot con sus hijas y a que ambas vuelvan a tener comunicación con su padre. Me refiero a Eugenio de Rastignac, un estudiante de derecho de clase baja, que cuenta con veinte años de edad y quiere ingresar a las filas de la sociedad alta de París. Rastignac revela la pureza, el ingenio, la vanidad, la persistencia y la bondad dentro de la obra. Todos los personajes que lo rodean se ven encantados por sus atributos. Eugenio Rastignac lleva en sus ideas rasgos modernos: progreso.
Eugenio se enamora de una de las hijas de Goriot en un baile: Anastasia. Y tras verse bateado por ella después de hacerla una visita a su elegante casa el día siguiente (Eugenio no podía ofrecerle absolutamente nada de lujos ni conocimiento), se dirige a pedirle consejo a la tutora de su prima, la Vizcondesa de Beauseant. La misma le aconseja que se dirija con Delfina, la hermana de Anastasia. La mujer se encuentra despechada por la infidelidad de su marido y Eugenio podrá valerse de esto para encontrar en ella el vínculo que lo llevará a conocer el arte del amor y los lujos de la clase fina de París.
Eugenio quiere ganar todo con sus movimientos. Es inteligente, reflexivo, estratégico. Planea muy bien cada acción que emprenderá. Sus ideas son vitales, son las de la juventud en su máxima potencia. Se arriesga por sus deseos, sacrifica todo. Sus deseos son salir de donde se encuentra, conquistar París pisando el fango impuesto por la sociedad elitista, pero sin llenarse de lodo los zapatos. Uno de los senderos que lo llevarán a esto es el de relacionarse con una mujer que integre el círculo social antes nombrado.
Eugenio visita a Delfina en el teatro, le habla de las cualidades que vio en ella; su finura corporal, su sencillez y ojos expresivos. Logra relacionarse de una manera tan sutil, que la hija de Goriot se interesa por la ternura de este muchacho. Antes de que Eugenio emprenda esta empresa, manda una carta a su madre y hermanas pidiéndoles un préstamo para tener armas que lo ayuden a entrar a esta contienda protegido:
Mi querida madre: Mira si tienes otro pecho para amamantar de nuevo a tu hijo. Estoy en situación de hacer fortuna y necesito de toda costa mil trescientos francos. No digas nada a mi padre de esta petición, porque tal vez se opondría a ella, y si no tuviese esa suma, sería presa de una desesperación que me llevaría a levantarme la tapa de los sesos.
La inteligencia y vivacidad de Eugenio es contagiosa. La bondad que le muestra a Goriot después de descubrir que es padre de dos mujeres dotadas de belleza y pretensiones superficiales, y tras comprometerse que él hará que se unan y el hombre las recupere de nueva cuenta, es un carácter humano que no se espera hallar en esta novela. Así como las tristes horas que pasa Eugenio junto a Goriot antes de su muerte y todo lo que tiene que hacer para que el viejo tenga un sepelio digno y las hijas se enteren de ello. Pero lo que más me interesa destacar es su ideal de enfrentarse a París como si fuera un rival próximo a vencer, una ciudad que conquistar.
04: VAUTRÍN: ¿El MALEANTE o EL INADAPTADO SOCIAL?
Dentro del flujo historias y personajes que habitan en la casa Vauquer, nombraremos a Vautrín, un aparente rufián y ex presidiario. Vautrín se nos presenta en las primeras páginas como un sujeto extraño, que encubre algo: un hombre de unos cuarenta años de edad que usa peluca de color negro y se tiñe las patillas del mismo color. Se presume antiguo negociante, pero poco se sabe de su pasado. Es el que le hace las bromas más pesadas a Goriot y el que se encarga de aconsejar, sin reacción alguna, a Eugenio. Pero detengámonos a hacer comparaciones, ahora que ya dimensionamos a varios personajes atrás.
Si la mentalidad de Goriot se reduce a vivir y trabajar sólo para defender y satisfacer a sus hijas, dentro de un sistema social, y el ideal de Eugenio es sobresalir en París haciendo vínculos con la gente más importante de ese sistema en el barrio de Saint Germain, para llegar a donde quiere, Vautrín es un caso más extraordinario:
Yo voy a iluminarle a usted acerca de cuál es su verdadera posición; pero voy a hacerlo con la superioridad de un hombre que, después de haber examinado las cosas de este bajo mundo, ha visto que no hay más que dos partidos que tomar: o una estúpida obediencia o la rebelión. Yo no obedezco a nadie.
Vautrín vendría siendo el desencajado de la novela, el que le da la espalda a esa sociedad automatizada por el buen gusto, lo pomposo, los bailes de gala y el dinero. Vautrín es aquel al que el narrador le adornó la máxima que va en contra de todo lo establecido: “Si matas a un hombre, eres asesino. Si matas a miles eres rey o un Napoleón”. Aunque Vautrín muestre características transgresoras y amenazantes, también tiene su lado amable en la historia: gusta de acomodar las anomalías en la sociedad, adoptando el carisma del justo. Al arreglar el desgraciado caso de Victorina Taillefer, una de las inquilinas de la casa Vauquer, cuyo padre, un envidioso millonario, le negaba la paternidad con tal de sólo darle la herencia a su hijo varón, que más tarde, por tretas planeadas por Vautrín se ve envuelto en problemas y pierde la vida en un duelo con otro varón de alto rango, y así Victorina Taifiller pasa a ser una de las mujeres más ricas de París.
Uno de los rasgos más interesantes de este aparente rufián es la puesta de cartas que nos pone en escena cuando es apresado por la guardia policiaca, al descubrir que es un ex convicto, juicio que perturbó la visión de Eugenio después de escucharlo y nos ayuda a descubrir los pilares que edifican la cosmovisión de los tres personajes centrales de esta novela: “Había visto las tres grandes expresiones de la sociedad: la obediencia, la lucha y la rebelión; la familia, el mundo y Vautrín, y no se atrevía a tomar partido. La obediencia era enojosa, la rebelión imposible y la lucha incierta”