martes, 25 de abril de 2006

.la foto de la semana.

.el síndrome de Estocolmo en Goliat.


Mi familia ha tenido una suerte pésima con las mascotas. Se les mueren de rabia, tristeza, hambre, se los comen los parásitos, se los atropellan o se los roban. La primera mascota que tuve fue una hermosa Samoyedo de pelo negro que atropellaron al año de nacida y murió en mis brazos por una sobredosis de anestesia. El segundo fue un Bulldog que fue mordido por una rata en los testículos y tuvieron que castrarlo, meses después el veterinario detectó que la rata también le había contagiado la rabia y mamá prefirió envenenarlo el rancho de un tío. Mi hermano y yo no dejamos de decirle asesina durante una semana. La tercera mascota fue un French poodle, se lo compraron a mi hermana Ivón y yo lo maté a pedradas porque lo descubrí teniendo relaciones con un perro de su mismo género sexual (era un niño de once años, no es justificación, lo sé, pero me pareció inconcebible que el animal actuara así). Ivón aún no me lo perdona. El tercero fue Pedrillo, todos le decían Jimy o Franck o Malcom, era un Pug, duró mucho tiempo con el veterinario porque una chiva que vivió en el patio de la casa de mis papás que después convirtieron en birría le pegó un parasito que se llama Demiosis (no hay cura para terminar con ese parasito) Pedrillo murió calvo y con poca piel cubriéndole los huesos. Lo enterramos en el patio.

Pasaron tres años y llegó a la casa Goliat, un San bernardo simpático y tranquilo, mi hermana aseguraba que, por la obediencia del animal y sus modales, el perro había sido humano en su vida anterior. Goliat fue secuestrado hace unos días por unos hombres sin escrúpulos. El día siguiente de su desaparición llegó a la casa un sobre con un pedazo de cola de Goliat y una nota que pedía un millón de pesos si queríamos volver a ver a nuestra mascota con vida. Mis padres contrataron a un detective que les trajo a Goliat de regreso después de haber sufrido algunos problemas con los secuestradores y haber cobrado una considerable suma de dinero. Hoy por la noche Goliat volvió a desaparecer. Mi hermana asegura que fue un vecino el que lo desató de su correa afuera de la cochera para raptarlo y subirlo a su camioneta a la fuerza, sí, asegura que fue el dueño de un prestigiado local de comida rápida que se convirtió en millonario gracias al sazón de los burros que vende en su local y a su costoso templo físico-culturista (evitaré decir nombres puesto que no es confiable la información que maneja mi hermana y no quiero levantar argumentos falsos sin tener pruebas).
Pero después de haber analizado varias veces el problema, de haber descubierto que el perro mordisqueó su correa hasta lograr destrozarla y ser libre, después de haber seguido sus huellas hasta la casa de los secuestradores he concluido que Goliat sufre de ese extraño síndrome llamado Estocolmo. Goliat se encariñó de los ladrones y regresó con ellos. Quizá porque lo trataron mejor que en casa de mis padres o porque, simplemente, quería otro tipo de vida.

.un ocioso descubrimiento.

Tengo un año sin regresar al DeFe. La verdad extraño estar allá, pasear por Copilco con mi compa el Mike platicando sobre literatura y drogas y música y otras cosas, ir al Cenote azul a comer jumiles y fumar tabaco de chocolate y vainilla, tomar un pesero que me lleve hasta con Daniela a la Delegación Magdalena Contreras y visitar la casa donde se filmó la telenovela Serafín, y por qué no, volver a dormir en esa deteriorada pensión para estudiantes de bajos recursos donde vivimos por un mes el Roker y yo. Pero como sé que este año no podré estar en las entrañas del maravilloso monstruo que es el Defectuoso, ayer por la noche decidí revivir recuerdos: puse en mi destartalada grabadora un disco del Tri que compré hace dos años en el metro (desde su adquisición no lo había escuchado porque no me gusta del todo ese grupo). Al escuhar las monótonas rolitas del Lora descubrí que esconden mensajes subliminales. Mi grabadora se sobrecalienta cuando dura mucho rato prendida. Después comienza a tocar el cd al lado contrario y ¡Oh sorpresa! la frasecita pegadora “Las piedras rodando se encuentran y tú y yo algún nos debemos de encontrar…” se transforma en “Las piedras quemadas te prenden y tú y yo algún nos debemos de dopar…”. ¿Cómo la ven, compitas? Sí esto les parece una tomadura de pelo, estimados lectores, los invito a comprobarlo, sólo compren una grabadora Kagasawa y póngala a tocar las canciones del Tri.

.lo que no me sirvió para Simulador.


Primero verás esto. Después lo explicaré. Quiero que seas fuerte, en cuanto quieras que pause lo pides, recomendó poniendo un convertidor de casete de filmadora al DVD y los cables RCA. Prendió el televisor. Vimos estática, se escuchó una voz masculina desconocida.
Comenzó el rodaje:
Una mujer espera desnuda y atada a un árbol, no se distingue bien su rostro, las cuerdas la imposibilitan y no hace más que mirar al piso. Lucha por desatarse y alza la mirada. Es Meel. Diez o quince hombres que ocultan su cara con una máscara de color negro aparecen en la pantalla y comienzan a acariciarla. Meel se resiste. Parece todo actuado. Se mueve como una serpiente. Se opone a que la toquen. Lucha. Abren sus piernas con violencia. La penetran sin misericordia una y otra vez, en turnos. Al darse cuenta que no puede hacer nada en contra de ello, deja la resistencia de lado, cierra los ojos, se desmaya. A los hombres poco les interesa el estado de su víctima y la siguen penetrando hasta que, uno a uno, eyaculan encima de ella, empapan de semen sus cabellos. Hay una pausa. La siguiente parte es descarnada.
Meel aparece hecha un ovillo en el suelo, es vapuleada por sus verdugos con herramientas para automóvil hasta dejarla inconsciente. La suben a un Mercedes compacto, la acomodan en el asiento del copiloto. El auto comienza a andar. La cámara filma sólo a la chica. Sus golpes. Su vulva desgarrada. El viaje dura treinta minutos por una carretera desconocida. Ahora un paisaje desértico sólo unos segundos. Árboles. Hierva. El auto aumenta su velocidad y de forma inmoderada se estrella contra un camión de doble remolque. La lente de la cámara tiembla y no capta bien qué sucede. Se escucha un grito. Un grito como el de un demonio, desconocido, quizá el verdadero grito del dolor humano. La chica ya no está dentro del coche. Los asientos están manchados de sangre. Hay sangre en el parabrisas. Hay sangre en la alfombra. El conductor abandona el coche, huye. La cámara filma el piso, un cuerpo con el rostro y el cráneo destrozado.
Termina la película.

miércoles, 5 de abril de 2006

.revistas: espacios abiertos.

Siempre he pensado que entre más escritores jóvenes se alisten a las filas de querer publicar sus textos más revistas literarias nacen. He pensado, también, que en México predominan los que quieren ser leídos que los que leen y se informan de su entorno. No es raro que esta afirmación impere en nuestra vida: “te leo, si tú me lees”. Hace unos meses, cuando me encargaron reseñar en el periódico que trabajaba las revistas independientes, que a mi parecer eran o son las más importantes, decidí tomar una por cada Estado y descubrí algo descomunal. Por año (estas cifras no son demasiado confiables, aclaro) nacen cerca de 3 revistas en cada Estado. Si multiplicamos esas 3 x 20 (que a mi parecer no todos lo lugares de México se preocupan por hacer literatura y sacar revistas y como es un suponer decidí incluir 20 Estados para que la cifra fuera una cantidad cerrada), concluí en que nacen 60 revistas literarias independientes, más las revistas en línea, menos las que desaparecen con el tiempo, sopongamos que nacen 35 por año. ¡Qué exceso de información! ¿No creen? Alguien, como lo propuse en aquel artículo, debería hacer un estudio particular sobre este tema titulado: “la demasiadas revistas” y recomendarnos qué hacer ante este exceso. Después de esta especulación ociosa, no vamos a negar que las revistas independientes son, y seguirán siendo, el mejor espacio para las nuevas voces que se están dando a conocer. Por esa razón, antes de que se nos meta en la cabeza parir una nueva revista literaria independiente, mejor mandemos nuestras colaboraciones a las que se encuentran con vida y apoyémoslas. Aquí está la información, les rolo algunas de las revistas que están a mi alcance y que merecen ser leídas y que merecen nuestros textos. Salud!


revista de guadalajara
La revista de Literatura Prisma volante invita a la comunidad
universitaria y/o artística a publicar textos literarios con base
en lo siguiente:
Se recibirá el material en los géneros literarios de Análisis,
Reseña, Ensayo, Entrevista, Narrativa y Poesía.
El material recibido deberá estar escrito en Word, con tamaño
de fuente 12, interlineado doble:
Análisis, máximo 4 páginas; Reseña, máximo 2 páginas;
Ensayo, máximo 3 páginas; Entrevista, máximo 2 páginas;
Narrativa, máximo 3 páginas; Poesía, máximo 2 páginas.
Todos los textos serán sometidos a dictamen ante el Consejo
Editorial de la revista.
Tendrán que enviarse a la dirección electrónica de la revista,
que aparece al final de la convocatoria, con los datos del
autor: nombre completo, lugar de nacimiento; estudios y
publicaciones (si los tiene), número telefónico y dirección
electrónico.
Con base en el dictamen, el Consejo Editorial resolverá en
definitiva la publicación o no de las obras recibidas.
Cualquier circunstancia no contemplada en la presente
convocatoria será resuelta por el Consejo Editorial.
Consejo editorial Prisma volante
Para cualquier duda, comentario o aclaración favor de escribir a
lanocheeranocturna@hotmail.com
revista de Hermosillo Sonora

Se aceptan todo tipo de colaboraciones.
Pero para mayores informes oredenale a tu animalito que entre a este correo:
Revista en línea:
....habrá más revistas.

lunes, 3 de abril de 2006

.los que se aferran a defender lo inexistente/sobre la tradición literaria en Zacatoluca de las Tunas.


En la primer entrega del bUNKER los lectores descubrieron que escurría, en cierta medida, algo de enojo en algunos de los textos porque hablé sobre la censura que sufrí cuando tenía mi columna en el Sol de Zacatecas hace pocos meses. Hoy, en cambio, el enojo se ha convertido en una mueca, después en una risotada y creo, mientras escribo esto, en un resbalón que me ayudó a descubrir qué tipo de intelectuales mafufos viven en mi ciudad (o los que se hacen pasar por ello) y qué tipo de problemas provocan cuando alguien les señala de qué pata cojean. Me he dado cuenta también que el escritor se hace en la individualidad, no en grupos. Los pocos escritores que han sobresalido en esta ciudad (y los tomo con respeto) lo hicieron demarcándose de todo, algunos se auto-exiliaron. Mientras sigo con mi vida, leo lo que me gusta y publico de vez en cuando algunos post en mi blog, la gente de Zacatoluca de las Tunas sigue parloteando el mismo tema en cualquier eventillo cultural: “¿Cómo demonios no hay tradición literaria en nuestra muy noble ciudad ¿Cómo diantres esos insignificantes escritorzuelos de lápiz gordo se atreven a decir que no hay literatura?” Y otros, que se mofan de historiadores y críticos, siguen publicando artículos, en el mismo Sol de Zacatecas, que intentan demostrar, apoyándose en mamotretos literarios obsoletos que su magna escuela los somete a leer, que sí, en efecto, sí hay una gran pero gran tradición literaria en Zacatoluca de las Tunas, y que yo, junto con la gente que se ha animado a decir lo contrario, no tenemos la capacidad para verlo así.
Qué risa.
Qué susceptibles.
Todo eso se ha olvidado.
Todo.
Pero que dañen las viviendas de mis amigos y sigan los correos incendiarios es una ofensa demasiado personal. Hoy por la mañana, mientras revisaba la columna del buen Tryno Maldonado en L o s N o v e l e s, leí algo que me pareció intolerante. Pero después me causó risa, risa hasta que me dolió el estómago. La literatura ha tomado tintes terroristas, demasiado terroristas. Sólo falta que en esta ciudad, donde todo el mundo dice que no sucede nada, comiencen los secuestros de escritores.
.lecturas para recibir la semana santa encerrado, como el jorobado de Notre Dame, corrigiendo Simulador.

Tres Guineas, de Virginia Woolf
Ante el dolor de los demás, de Susan Sontang
El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence
La princesa manca, de Gustavo Martín Garzo
Memoria de crimenes, de Ray Bradbury
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