El joven escritor mexicano Joel Flores (Zacatecas,
1984), en su libro de cuentos El amor nos
dio cocodrilos, editado en versión digital, nos conduce por los caminos
inciertos de una ciudad ya perdida y lejana, cuyo mapa está trazado por los
personajes que van poblando estos siete cuentos. Un mapa que desdibuja el
rostro descompuesto de un país atormentado por la violencia, cuyos efectos
quedan como una sombra indeleble.
El mapa comienza con el cuento que da título al libro,
una historia amorosa que se va torciendo poco a poco hasta que uno entra en la
lectura como en una película de David Lynch: pienso en Eraserhead (1977), y en los estragos que la esperanza produce en la
pareja que protagoniza el relato. Esa historia, quizá atroz en esencia, una
pesadilla a la que el lector se enfrenta con los ojos abiertos, volverá a
visitarme en el paseo de la lectura como un eco que se materializa en la
realidad.
Continúo inmerso en la lectura y, de pronto, en una
callejuela oscura, un hombre de apariencia débil me toma el pie, parece que
intenta decir algo, y abre tanto la boca que es posible ver la amputación de la
lengua: allí dentro no hay más que viscosidad y balbuceos. El visitante, un
cuento con trazas de pesadilla fantástica, que se publica en este número de La
Junta de Carter, evoca también el no tan distante eco de una guerra que en
cualquier momento puede tocar a nuestra puerta.