Daba el año
2014 y Cetys Universidad, donde hacía años había impartido clases como maestro
de asignatura, me pidió trabajar con ellos pero ahora como titular de un taller
de creación literaria. ¿Taller?, pregunté yo. ¿Por qué mejor no un seminario?,
sí, un seminario donde no sólo se hable de literatura, sino de series de
televisión, de música, de cine y, sobre todo, de los libros que nos faltan por
leer y de los cuentos que nos gustaría escribir.
La maestra Yvonne Arballo no dudó en
aceptar la propuesta, como tampoco dudó, luego de un par de meses, trabajar
ella misma sus propios textos a mi lado y al lado también de otros alumnos que
poco a poco se fueron uniendo al seminario, como se fueron uniendo también uno
que otro profesor y egresado. La idea original era que los estudiantes de una
universidad técnica y superior, con estudios en ingeniería, psicología, derecho
y negocios se fueran relacionando con el quehacer literario y el proceso
creativo de un texto, sus formas de empezarlo y estructurarlo, para después
conocer las herramientas importantes que nos ayudan a pulirle, como diría el
viejo Quiroga, los ripios, o bien, como lo aconsejaría Hemingway, a escribir
con la goma.
Luego de un semestre nacieron,
gracias al empeño y vocación de las estudiantes, en su mayoría mujeres, una
serie de cuentos, luego vinieron más y más cuentos y, al contrario de “Casa
tomada”, nosotros decidimos no salir del aula y meter todos esos cuentos en el Cuaderno amarillo, un trabajo editorial
que reúne alrededor de 10 piezas narrativas escritas por preparatorianos,
universitarios, egresados, profesores y maestrantes.
La
idea era que ese ejemplar debiera tuviera las cualidades suficientes para que un
experto en literatura se le antojara leerlo por gusto, pero también para que un
estudiante de derecho o psicología o mercadotecnia se acercara a él atraído por
su concepto editorial, sus ilustraciones y contenido narrativo. Para ello
recurrimos al formato de cuaderno de viaje
y el resultado fue el siguiente:
Y bueno, el trabajo no termina. El
día de hoy, en medio de un montonal de pendientes (como la invitación de la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara para que participe dentro del
marco #ochenteros, proyecto del que hablaré posts más adelante, y la invitación
de la revista Punto de Partida, que me encargó un dossier de narrativa, también
del que hablaré posts más adelante, y la organización de la siguiente Feria del
Libro de Tijuana y el futuro medio maratón que correré el 30 de octubre en Los
Ángeles, proyecto también del que hablaré en otro post), estamos trabajando en el
Cuaderno azul, es decir, el segundo
tomo de una colección editorial que nos aventuramos a llamar Cuadernos de colores, cuyo objetivo es
publicar cerca de unos cinco cuadernos.
En
esta nueva antología se incluirá el cuento que ganó el concurso Francisco
Cabrera Tapia convocado por dicha universidad, otro proyecto que iniciamos este
año, y las tres menciones honoríficas; así como, sobra decir, los cuentos de
mis alumnos escritos en el seminario. El libro contará con las ilustraciones de
la tapatía Ana Jiménez, quien en su haber ha ilustrado el pabellón infantil de
la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, alrededor de 10 cuentos largos
y mi prólogo.
Como
es una publicación universitaria, el ejemplar sólo se consigue en Tijuana,
Ensenada y Mexicali. Sin embargo, al salir el siguiente, tengo la ocurrencia de
rifar 10 ejemplares en mi página de autor: @escritorjoelflores. Las especificaciones
saldrán en enero y también las compartiré por aquí. Por mientras, les mando un
abrazo.
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