miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cierre del Taller de creación literaria




El sábado 6 de diciembre culminamos el taller de creación literaria. El tiempo se fue y yo no pude quedar más que feliz con el resultado. Trabajé con 5 personas, todas mujeres con ganas de aprender y escribir. Hacía años que no hablaba tantas horas seguidas de literatura, de la creación y de mis autores favoritos, aquellos que me formaron y fui dejando en el camino para elegir otros que de igual forma me formaron. De pronto recordé que no soy maestro de metodología de la investigación, ni lectoescritura, sino de creación literaria y a veces, muy de vez en cuando, escribo novelas y cuentos.

Es una maravilla tener interlocutores y dialogar sobre temas que te unen con el otro. En esta sesión, junto con la del sábado anterior, hablé de la importancia de las estructuras narrativas, el conocer las partes del cuento clásico y cómo se ha ido modificando, gracias al ingenio de cada autor. Expliqué, con la ayuda de las enseñanzas de John Truby, la premisa como la semilla que ayuda a planear la trama desde una idea general del cuento, hasta el sentido particular. Y puse de ejemplos las miniseries Breaking BadThe Walking Dead.

Asimismo, hablé de los personajes, su dimensión y objetivos. Empezamos con la pasividad del santo Job, desde la mirada de John Gardner, y los de Kafka en El castillo y La metamorfosis. Luego pasamos a los de Dostoievski y Coetzee. Y de pronto, tras la pregunta de una participante sobre cómo desarrollar la personalidad del protagonista junto con los acontecimientos de la trama, me vi explicando la estructura, motivos de los personajes, y objetivos generales y particulares de mi novela “Nunca más su nombre”, para responder. 

Fue así como cerré con una charla sobre el peso de la planeación sobre la improvisación, la formación sobre el desconocimiento y la disciplina sobre la indsiciplina. Aunque un escritor jamás deja de escribir, haga lo que haga mientras no está frente a la computadora, exigirse a cumplir ciertas horas luchando para culminar un proyecto literario es lo que en verdad lo hace escritor. Los premios, las becas y el reconocimiento quedan en un segundo plano. A un escritor lo hacen esas horas y sus experiencias de vida.

Fueron cuatro días grandiosos, que volverán a repetirse. Doy gracias a Instituto Altazor por el espacio y la publicidad no sólo del taller, sino también por la que hizo de los reconocimientos que mi trabajo recibió este año. El próximo seguro regresaremos con un taller más y habrá más literatura.      

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