Durante los cursos de
literatura que he impartido a universitarios en escuelas privadas, suelen
surgir entre sus ánimos ¿cómo hacer para que los bequen o conseguir algún apoyo
monetario por lo que escriben? Y, sobre todo, ¿cómo hacer para escribir
proyectos que interesen a los jurados seleccionadores? En su momento doy un par
de sugerencias, la mayoría de las veces generales, que puedan ayudarlos a
encontrar atajos en su búsqueda. Sin embargo, suelen quedar cabos sueltos y han
llegado a escribirme sobre ellos en Facebook o por correo electrónico para
resolverlos.
En este post, más que dar fórmulas,
recetas o trucos sobre cómo escribir un proyecto literario becable, quiero
esbozar una especie de sugerencias rápidas y prácticas para todo aquel que
pretenda postularse como joven creador en alguna institución que ofrezca
residencias artísticas. Aprovechando las fechas, me apoyaré en la Fundación Antonio Gala con sede en Córdoba España, que tiene abierta su convocatoria de febrero a mayo y es de las pocas en Europa
que ofrece la oportunidad a latinoamericanos [mayores de 18 y menores a 26 años]
de vivir durante 9 meses en España, bajo el lema “vivir para
trabajar sin tener que trabajar para vivir”.
Como se puede leer en la página
oficial, la Fundación Antonio Gala hospeda cada año [de octubre a junio] a
una decena de artistas que, desde distintas disciplinas, buscan crear arte
en el Convento de Corpus Christi, sin tutelas ni asesores, pero sí con el
respaldo del escritor Antonio Gala y la posible amistad de otros tantos
visitantes que se acercan a la casa durante el periodo de residencia. Algunas
promociones han tenido la oportunidad de escuchar a Joaquín Sabina, Terenci
Moix, Chema Madoz, Antón García Abril y Clara Janés, por nombrar algunas. Y
lo que es mejor, trabajar de la mano de jóvenes creadores de distintas
entidades de España o lugares del mundo, que con su crítica y retroalimentación
crean mesas de diálogo en torno a la creación del arte, su estado actual y propuesta
personal, a las que se les llama “fecundación cruzada”.
En el momento que yo tuve la
residencia, aprendí un par de cosas importantes: uno es el ritmo de su
escritura y que somos quiénes somos gracias al diálogo con los otros. Eso
es arte, dialogar con los otros, al igual que la literatura es la alteridad. Con la ayuda de esta residencia, podría
decir, cerré mi primer libro El amor nos dio cocodrilos [Vozed
Editorial], avancé considerablemente mi Rojo semidesierto [FOEM] y esbocé
la trama de la novela que estoy escribiendo ahora. Pero también conocí a
escritores de mi edad que marcaron mi vida y reafirmaron mi vocación.
Antes de recapitular el objetivo de esta entrada, sugiero que se lean detenidamente todos los puntos de la convocatoria de la Fundación, yo me detendré en los requerimientos que se enumeran en el 11, específicamente en Currículum artístico, Proyecto, Documentación narrativa o Muestra narrativa y Cartas de referencia, para dar consejos pertinentes. Debo aclarar que todos los consejos están destinados a aquéllos que buscan postularse en el área de literatura [cuento y novela], y no son más que sugerencias que me han servido para conseguir en su momento esta residencia, así como becas estatales y nacionales convocadas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Debo aclarar también que aplicar para cualquier convocatoria de beca o premio literario es un albur. Sus resultados suelen levantar encono y algunas veces frustración. Pues existen aquéllos que creen que su proyecto es tremendamente bueno y los jurados unos obtusos, que por esa razón no los becaron o dieron tal premio. Así como existen otros que suelen decir que las becas y los premios literarios se mueven en una suerte de compadrazgo y dedazo y que por esa razón jamás han sido beneficiados por alguna o alguno. Lo que es cierto es que los premios ni las becas hacen por entero a los escritores. Lo que en realidad los hace es el trabajo diario, la tenacidad y enormes ganas de no cerrar jamás la laptop aunque las becas y los premios no lleguen. Los libros, en cambio, la mayoría de los buenos libros se han hecho sin reconocimientos.
1.- Currículum artístico:
Opción 1.- Si
bien la Fundación pide que especifiques tu trayectoria académica y artística,
premios, publicaciones, exposiciones, y tus perfiles en redes sociales y blogs,
te sugiero armar una semblanza sucinta –como lo pide la Fundación para lasLetras Mexicanas en su convocatoria– que no sobrepase las 350 palabras, que
contenga nombre con el que sueles firmar tus publicaciones, fecha de
nacimiento, lugar, y posteriormente tu nivel académico, para después escribir
los sitios web o físicos –más destacables– donde has publicado, así como
antologías o revistas. Luego nombrar las becas o residencias que has tenido y
mencionar los libros publicados con todo y el sello editorial. Al final sugiero que escribas la bitácora
personal, que es el URL del blog o página web, así como el URL de tu Fanpage de
Facebook y tu cuenta Twitter, que siempre ayuda a promocionar tu actividad artística,
estar en contacto con los lectores y que te posiciones en los buscadores de
Google.
Opción 2.- Como
muchos de los postulantes apenas comienzan su recorrido artístico, recomiendo
que no bajen la guardia si no tienen algunos de los requisitos que pide en este
apartado la Fundación. A los buenos jurados –los jurados honestos– les interesa
más el proyecto y la muestra narrativa que si el postulante es famoso o es
pariente del Rey de España. Estos postulantes pueden armar una semblanza
que contenga nombre, fecha de nacimiento, lugar, nivel académico y las razones
por las que escribe. Esbozar una poética siempre ayuda. Hacerlo de manera lúdica
aún más. Existe un buen de semblanzas de escritores profesionales [ver la de
Guillermo Fadanelli en Educar a los topos, David Toscana en El último
lector, incluso el de Juan Villoro en El doctor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica]
que juegan con esto. Si el postulante no opta por ninguna de las dos
opciones, recomiendo una semblanza sobria, que contenga su nombre, fecha
completa de nacimiento y lugar, grado o nivel académico, URL de su blog, cuenta
Twitter y Facebook. La energía y talento puede usarse en Proyecto y Muestra
narrativa.
2.- Proyecto:
Hemos
llegado a la parte más
interesante y entretenida. La Fundación pide a los postulantes que desglosen el
planteamiento de su trabajo, su desarrollo y sustentación, cosas que para
muchos parecen ambiguas. Y en su búsqueda de claridad, consultan libros sobre cómo
escribir proyectos académicos, protocolos de investigación o tesis, y terminan
escribiendo proyectos parecidos a reportes escolares, prácticas de laboratorio,
partes legales, sin luz artística ni creativa, cosa que para cualquier jurado
que valora el talento, imaginario y estilo del postulante es prueba firme de
que no merece la residencia. Si la idea es consultar algún archivo que sirva
como guía, sugiero que revisen la convocatoria que año con año abre el FONCA y
lean los requisitos que piden en cuanto a estructura del proyecto y, con ello,
crear una estructura propia. Incluso pueden cambiar el nombre de los apartados
o subtítulos, pero respetar en esencia una estructura y contenido. En mi
caso me ha servido escribir el proyecto en género epistolar, me ayuda a
desarrollar más mis ideas y a entablar un diálogo que oscila entre lo íntimo,
lo artístico y académico con el lector. Lo anterior es opcional, como todo
en esta entrada.
La estructura que sugiero
debe estar urdida por:
1.- Descripción breve
del proyecto: en pocas y precisas palabras describir qué se busca en cuanto
forma y contenido. Un libro de cuentos urdido por la temática tal, estilo tal,
que rescate o dialogue con el imaginario tal y dé el resultado de un compendio
de 8 piezas narrativas que oscila entre las 100 y 120 páginas como resultado
final. Esto es una descripción rápida.
Ustedes deben cuidar el lenguaje y evitar la repetición de ideas y palabras.
2.- Descripción
completa del proyecto, justificación y antecedentes: abordar qué se busca
escribir, cómo y porqué con antecedentes y soporte teórico [ojo, aquí no debe hablar la teoría por nosotros; debemos usar la teoría
para explicar nuestras ideas].
3.- Objetivos
formales del libro: tema, estilo e imaginario que se propone escribir y cómo se
configura dentro de cierta tradición literaria, incluso se puede retomar los
antecedentes, escribir que se busca retomar la teoría del cuento de tal
escritor con la propuesta estilística de tal autor, con miras a encontrar
nuestra propia voz y ganar oficio. Es
pertinente esbozar también una poética, es decir, cómo se ve o profesa el género
cuento mientras se escribe. Ejemplo: veo al género cuento como la unión de
dos cuerdas, la de la realidad pública y la imaginación, que en determinadas
ocasiones se cruzan pero jamás se unen para hacer una sola, así busco crear
piezas narrativas que cuenten una historia aparentemente real o cotidiana que
se vea trastocada por la irrupción de un hecho extraño o siniestro…
4.- Objetivos como escritor: ¿qué se busca
obtener escribiendo ese libro?, no en cuanto a resultado físico, sino de
madurez artística. Si la literatura es
un viaje, la creación artística es casi igual. Pues crear un libro es emprender
una búsqueda personal y artística que muchas veces no sabemos a dónde nos va a
llevar ni dónde finalizará. En ese viaje, sin embargo, algo nos hace
cambiar y obtener madurez como escritores.
5.- Descripción
de las tramas o capítulos: Esta parte es importante porque sirve para desglosar
las tramas o capítulos y por ende estructura del libro. Aconsejo que se desglosen sólo las tramas en una oración o tres y
añadan su explicación o razón de ser. Un ejemplo sobre esto podemos leerlo
en la teoría que escribe Ricardo Piglia sobre el cuento en Formas Breves.
5.- Carta de
motivos: en pocas palabras cerrar con tus enormes ganas de ser escritor y
obtener una residencia artística que costeé alimentación y manutención durante
9 meses para que tú te dediques a escribir sin preocupaciones. Aquí la honestidad y la emotividad son
cosas que podrían ayudarnos.
Vale la pena añadir que, como
a la hora de escribir un cuento, capítulo de novela, artículo o ensayo, nuestro
lenguaje debe estar bien calibrado, nuestras oraciones bien alineadas y tener
claridad en lo que se busca escribir a la hora de redactar el proyecto. Se
mandan infinidad de ellos de muchos lugares del mundo a la Fundación Antonio
Gala, son tantos los que leen los jurados que, seguro, eligen los que exudan,
sin pirotecnia ni faramalla, talento, imaginación y, si no oficio, sí muchas
ganas de hacer literatura. Porque el oficio se podrá conseguir durante esos 9
meses si se escribe a diario, como si se respirara, en la Fundación. Así que hay que apostar todo en el Proyecto,
entregar un producto impecable.
3.- Muestra narrativa.-
Si el Proyecto es la parte teórica
de la propuesta del postulante, la Muestra vendría siendo la parte práctica,
donde se demuestra el dominio del qué contar y cómo contarlo, la trama y la
prosa.
Por tal razón se aconseja anexar lo más representativo de su autoría. Mejor aún
si son tres o cuatro relatos o un capítulo de novela [bien revisados y
corregidos] que funjan como avance del proyecto que proponen. Si juntan la
Semblanza, Proyecto y Muestra Narrativa, reunirán un aproximado de 30 a 40
folios, según su aliento narrativo del postulante. Aquí debo precisar que es mejor calidad que cantidad. Recuerden, los
jurados tienen muchos proyectos que leer.
En este apartado suelen
preguntarse muchos qué importa más en los proyectos o muestras narrativas, ¿qué
se va a contar o cómo se va a contar? La respuesta está en años y años de
literatura que se ha publicado. Sin embargo, aunque tengas una gran historia,
sino cuentas con los rudimentos para contarla y la cuentas, corres el riesgo de
que no se lea o escuche como gran historia, sino como una aspiración, un
intento fallido. Por esa razón la técnica es tan importante como la historia.
4.- Cartas de referencia.-
Cuando me postulé
a la Fundación Antonio Gala no existía este requisito. Sin embargo, hace cerca
de ocho años que postulé al FONCA, allí sí que figura en su convocatoria. Lo
que hice fue pedir asesoría a escritores con trayectoria, cuando aún no existían
las redes sociales, por correo electrónico sobre cómo veían ellos mi obra, es
decir, si notaban alguna propuesta, intuición narrativa y voz propia. Según su
réplica, terminaba pidiéndoles una carta de recomendación o de referencia.
Escritores como Gustavo Sainz y Luis Humberto Crosthwaite fueron amables y las
enviaron por fax. Sin duda alguna hoy en día gracias a Facebook y Twitter es más
fácil adquirirlas.
Es
aconsejable pedir este favor a escritores que tengan las mismas afinidades
literarios que las suyas,
y que el postulante tome las sugerencias o consejos de quien da la carta no como un logro,
si es que hablan muy bien de su obra en ella, sino como un aliciente. Si se
niegan a recomendarlos o en la carta abordan su obra con una crítica mordaz,
eso vale más que una carta de recomendación. A la larga, y si siguen escribiendo, se darán cuenta que pocos son ahora los escritores que se toman el tiempo para
leer a los principiantes a consciencia y para hacerles sugerencias. La crítica es una
palmada que te dice vas bien, vas bien. No dejes de escribir.
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