domingo, 16 de julio de 2006



Cuando me salí de vivir de con mi madre (en la primavera del 2003) y estaba más desubicado de lo que ahora me encuentro, uno de los cuatachos del Mario (mi carnal) me regaló el día de mi cumpleaños número 18 el disco ( ) de Sigur Rós. Entre la melancolía causada por el abandono de la primera mujer que me dijo te amo, escuché este material hasta el cansancio, día y noche, noche y día. La voz asexual del vocalista de Sigur Rós y su extraño lenguaje (que según los integrantes de este grupo es una mezcla de islandés con otros idiomas) se convirtió en el camino perfecto que me llevaría al vacío existencial y a la desilusión. Si bien lo recuerdo, la tenue luz que creó el angustioso piano de las canciones 3 y 4 desencadenó en mí una gripa que duró un mes seguida de una fiebre escarlatina. El disco está compuesto por ocho tracks que tampoco llevan título y quien las escucha puede asignarles el nombre que su tristeza le influya. Se ha dicho que el disco se fraguó de manera accidental; mientras el grupo se reunía en sus tiempos libres para componerlo editando sonidos de piano, violón y otros instrumentos, pero no sabían bien qué resultados alcanzarían. Al finalizar el disco se dieron cuenta que con la combinación de notas míniales, dulces, acompañadas por fondos agudos creaban una atmósfera agradablemente depresiva. Aunque muchos no lo crearán, cuando a los integrantes de esta banda se le pregunta sobre qué artista o solistas fueron determinantes en la influencia de su música, no titubean al decir que Leonard Cohen. Reseñas sobre ( ) de Sigur Rós han señalado el interés que, cantantes como Tom Yorke, muestran por ellos al clasificarlos entre los mejores producciones de estos últimos 5 años junto al 100th Windows, de Massive attack. Escuchar ( ) de Sigur Rós es la mejor manera de hundirte en un viaje de melancolía de 71 minutos con 51 segundos de duración (si lo escuchas sin pausas), hasta hacer que toques los pliegues de la corteza del cielo cuando más lo necesitas.

1 comentario:

Josué Barrera dijo...

Te respondí el comentario que dejaste en mi blog, pero al día siguiente decidí eliminar la opción de comentarios, por eso tal vez no pudiste leer que a mi también me dio gusto conocerte y que hayan quedado muchos temas de qué platicar para la otra ocasión que nos encontremos. ¿Qué te parece la FIL?
Un abrazo, Joel. Espero tus colaboraciones para la revista. Estamos en contacto. Ya sabes.

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