lunes, 28 de abril de 2014

Pacto de amor con mocos




No recuerdo muy bien la fecha. Lo que recuerdo es que un día, cuando estaba con María, intenté darle un beso en la boca y se me salió un moco duro, de esos que silban nada más al respirar. Al principio hice como que no sucedió nada. Pero cuando ella se hizo a un lado y me dijo guácala, se te asomó un moco verde por la nariz, sentí que el mundo me aplastaba. ¿Qué hacer?, me pregunté. ¿Cómo borrar de la memoria de María ese suceso inolvidable?

Por fin estaba saliendo con la más buenota de la escuela y mi nariz. ¡Qué digo mi nariz! Un moco celoso, entrometido estaba echando todo a perder. ¿Qué iba a decir María a sus compañeras de salón, a todos los de la escuela? Rompí con Benito Argüedas porque al querer darme un beso se le salió lo atascado.

Le pedí que me dejara pasar a su baño. Estábamos en la sala de su casa: un espacio adornado por muebles que parecían sacados de un museo de arte virreinal. No quería ensuciar las telas de los sillones cuando me sacara el moco, tampoco que ella me viera cuando buscara hacerlo bolita en mis dedos y desaparecerlo de la faz de la tierra de un garnuchazo.

Al levantarme del sillón, María me detuvo diciendo no te vayas Beni, yo también tengo algo para ti. Y de pronto se paró muy segurota, metió su delgado dedo a su nariz y se hurgó hasta sacarse algo como una neurona. Se trataba de un moco patriótico, de esos que tienen el color de la bandera nacional.  

Me dijo vamos a hacer un pacto, Beni. Un pacto basado en los mocos y el amor. Un pacto que una nuestras narices para siempre. Así ni a ti ni a mí nos dará vergüenza cuando se nos vuelva a salir uno mientras queremos besarnos.

María se comió su propio moco y me obligó a sacarme y a comerme el mío también. Desde ese día fuimos amantes no sólo de besos, caricias y amor. También fuimos amantes de mocos tiesos y coloridos. A veces sangrientos, a veces solamente duros y dulces, secos o amargos, como el amor. 


No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...