Observaciones
El Asher a quien así me iba acercando con precaución sólo debía tener un lejano parecido con el verdadero Asher, aquel con quien debería enfrentarme dentro de poco en la ciudad o en un valle.
Quizá mezclaba ya, sin darme cuenta, al Asher recuperado en mí mismo elementos del Asher descrito en otras historias por otros escritores.
Había, en suma, tres Asher, no, cuatro. El de mis entrañas, la caricatura que de él he formado, el de otros escritores y el de carne y hueso que me apuñalaría muy pronto.
El Asher a quien así me iba acercando con precaución sólo debía tener un lejano parecido con el verdadero Asher, aquel con quien debería enfrentarme dentro de poco en la ciudad o en un valle.
Quizá mezclaba ya, sin darme cuenta, al Asher recuperado en mí mismo elementos del Asher descrito en otras historias por otros escritores.
Había, en suma, tres Asher, no, cuatro. El de mis entrañas, la caricatura que de él he formado, el de otros escritores y el de carne y hueso que me apuñalaría muy pronto.
3 comentarios:
¿Y Borges cómo anda? Un saludo, hermano. ¿Cómo va el Simulador?
compita, esta semana me encerré como el jorobado de notre dame en su campanario, para corregir la parte más fuerte del libro. tengo mucha curiosidad en saber qué estás escribiendo, por el momento sólo he leído lo de Carlos y Alfredo. me pasó algo extraño, muy extraño, un suceso que le iba a dar un enorme giro al libro y al título . te has de imaginas. pero creo que me ayudó mucho en darme cuenta cuál va a ser el sesgo que va a tomar de lo que estoy escribiendo.
un abrazo.
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