miércoles, 22 de febrero de 2006

.nuestros narradores jóvenes y el costo de hablar de ellos.

El año pasado, en noviembre, abrí mi columna “kid a” (que pronto llegaría a su desaparición) en el suplemento del Sol de Zacatecas. Tenía meditado dedicarla a promover las novedades literarias tanto nacionales, internacionales y de nuestro pueblo. En realidad quería hablar de mis libros favoritos y los no favoritos. Para inaugurar la columna publiqué el artículo que leerán después de esta introducción, luego publiqué otros más, leí mucho y fui feliz, relativamente. Llegado el 2006 (tenía muchos planes y quería seguir siendo feliz), pero entre otras cosas, llegaron al periódico varias cartas firmadas con seudónimo en mi contra que polemizaban con este texto y terminaron con mi felicidad (esto también es relativo), lo de la felicidad aclaro. Sería bueno, para que tuvieran la nota completa, darles espacio en el bUNKER pero las perdí. Pero aquí no termina la historia, apenas comienza. Mejor reproduzco el artículo y ustedes juzguen por sí mismos. Tienen todo el derecho. El desenlace de esta maraña lo encontrarán un artículo más abajo, que, les adelanto, me costó varias enemistades, una pelea en un camión de la ruta 14, otro en una biblioteca pública y mi empleo como columnista.

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